El año pasado se vio un número creciente de países que se comprometieron a alcanzar cero emisiones netas en las próximas décadas. Incluso muchos países sin compromisos de cero emisiones netas persiguen planes de descarbonización cada vez más ambiciosos. Cumplir estos objetivos remodelará el sector eléctrico en las próximas décadas.
En 2021, la IEA (Agencia internacional de energía por sus siglas en inglés) publicó su histórica hoja de ruta global, Net Zero para 2050 , que detallaba dos transformaciones paralelas para el sector energético a medida que se descarboniza. La primera es que las energías renovables variables serán cada vez más la base de la generación de energía baja en carbono. La segunda es que la energía será responsable de una parte cada vez mayor de la demanda total de energía, a medida que la electrificación se convierta en un camino hacia la descarbonización. Las economías emergentes son fundamentales para la reducción de las emisiones globales, ya que suelen tener una alta proporción de generación de combustibles fósiles y porque se espera que la demanda de electricidad aumente significativamente junto con el crecimiento económico y un mayor acceso a la electricidad.
El aumento de las proporciones de energía renovable variable, como la solar y la eólica, significará que los sistemas de energía deben volverse más flexibles. Al mismo tiempo, los proveedores tradicionales de esta flexibilidad, principalmente las centrales térmicas, jugarán un papel menor ya que los objetivos de descarbonización requieren su uso reducido. Los generadores renovables variables dependen de la disponibilidad del sol y el viento, por lo que requieren tecnologías complementarias para garantizar que el equilibrio entre la oferta y la demanda se mantenga en todo momento.
Las nuevas tecnologías, en particular las baterías y otras plantas de almacenamiento de energía, biomasa y térmicas, ya sea con captura y almacenamiento de carbono o quemando combustibles limpios, desempeñarán un papel cada vez más importante para proporcionar esta flexibilidad. Al mismo tiempo, el uso creciente de la electricidad y las nuevas fuentes de demanda representan una gran oportunidad para crear un mundo en el que la demanda flexible sea al menos tan importante como las tecnologías de suministro flexibles.
Dicho sistema se verá muy diferente al sector eléctrico actual, y estos cambios significan que debemos modificar la forma en que planificamos un sistema eléctrico seguro. Nuestra comprensión de la demanda debe ser mucho más que solo cómo evoluciona la demanda máxima, y nuestra comprensión de la oferta debe ser mucho más que cuánta capacidad despachable está instalada y cuál es el riesgo de una interrupción durante los picos de suministro. En resumen, no es suficiente observar solo la capacidad del sistema para mantenerse equilibrado durante los momentos difíciles seleccionados.
-IEA, 2022.






